¿Lo sabes o solo lo parece? El efecto Dunning-Kruger en la era de la información instantánea

Vivimos tiempos donde aprender algo nuevo está a un clic de distancia. Un vídeo de tres minutos, un artículo rápido o incluso una conversación con una IA puede darnos la impresión de que ya entendemos un tema. Y no es extraño que, tras ese primer contacto, nos sintamos sorprendentemente seguros. Lo curioso es que esa seguridad no siempre tiene que ver con cuánto sabemos… sino con cuánto creemos que sabemos.

Esto es lo que se conoce como el efecto Dunning-Kruger: un sesgo cognitivo en el que las personas con poca experiencia o habilidad sobreestiman su nivel de competencia. No es una cuestión de arrogancia intencionada, sino de desconocer lo que aún no se conoce. Y esa es precisamente la trampa.

La confianza del principiante… y el vértigo del que sigue aprendiendo

Cuando nos acercamos por primera vez a un tema, solemos avanzar rápido en la comprensión básica. Esa rapidez inicial genera una especie de euforia cognitiva, “esto no es tan complicado”, pensamos. Pero si decidimos seguir explorando más allá, aparece algo muy diferente, la complejidad. Las excepciones. Las contradicciones. De repente, lo que parecía sencillo se vuelve profundo, matizado, desafiante.

En ese punto, muchas personas se desaniman o pierden confianza. Es la famosa “curva de la humildad”. Quienes deciden continuar pese a la incertidumbre y la sensación de no saber lo suficiente, acaban desarrollando una comprensión más sólida… y una confianza más realista.

El sesgo y la tecnología: una combinación delicada

Hoy, este sesgo cobra una relevancia especial en el contexto de las nuevas tecnologías. La inteligencia artificial, por ejemplo, nos permite acceder a grandes cantidades de información de forma inmediata y superficial. Podemos consultar temas complejos en segundos, recibir explicaciones, definiciones e incluso respuestas argumentadas.

El problema no es la herramienta, sino el uso que hacemos de ella. Cuanto más breve, más simplificado y más interactivo es el acceso al conocimiento, más probable es que caigamos en la ilusión del saber. Creemos dominar un tema porque hemos leído una buena síntesis, cuando en realidad solo estamos rascando la superficie. Y desde ahí, sin darnos cuenta, podemos tomar decisiones, dar consejos, o incluso formarnos opiniones firmes… sobre fundamentos muy endebles.

Riesgos para la salud mental

Desde la perspectiva terapéutica, este fenómeno no es inocuo. Puede llevar a minimizar la complejidad del sufrimiento humano, subestimar la importancia del acompañamiento profesional o trivializar procesos terapéuticos profundos como la integración del trauma.

Además, el efecto Dunning-Kruger puede reforzar un estilo de apego evitativo o defensas cognitivas que privilegian el control aparente por encima de la autenticidad emocional. Desde la teoría polivagal, podríamos decir que este falso dominio mantiene al sistema nervioso en un estado de hipercontrol, evitando la vulnerabilidad que implica el verdadero aprendizaje: el que se siente en el cuerpo, no solo se piensa en la cabeza.

Del saber al comprender: un camino lento pero genuino

El verdadero conocimiento —el que transforma, el que se integra— no se adquiere deprisa ni sin contradicciones. Requiere atravesar el desconcierto, sostener la duda y dejar que las certezas se tambaleen. En terapia lo vemos todo el tiempo: los procesos más profundos no son los que avanzan más rápido, sino los que se permiten más preguntas.

Por eso, quizás hoy más que nunca, necesitamos defender el valor de la lentitud, la curiosidad y la humildad. En un mundo lleno de respuestas rápidas, cultivar el hábito de hacerse buenas preguntas puede ser un acto radical de salud mental.

El efecto Dunning‑Kruger explicado para que nos sirva en la vida diaria

¿Te ha pasado esto alguna vez? Descubres un tema nuevo—cocina japonesa, finanzas personales, meditación, lo que sea—ves dos vídeos, lees un artículo rápido y de pronto te sientes casi un experto. Al poco tiempo te sorprendes dando consejos a amigos o corrigiendo a familiares. Todo parece fácil… hasta que un detalle se complica y la confianza se desinfla de golpe.

Esa montaña rusa tiene nombre, efecto Dunning‑Kruger. Vamos a desmenuzarlo en un lenguaje sencillo y, sobre todo, ver cómo nos afecta hoy, cuando internet y la inteligencia artificial ponen toneladas de información a un clic.

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1. El comienzo brillante

  • La chispa inicial: Aprendes lo básico y ¡bum!, confianza al máximo.
  • Por qué ocurre: Conoces lo suficiente para notar lo simple, pero no lo bastante para ver la parte difícil que aún está oculta.

2. El valle de la duda

  • Aparecen los matices: Nuevos conceptos, excepciones, cosas que no habías pensado.
  • Sensación típica: “¿Cómo no vi esto antes? A lo mejor no sé tanto…”
  • Riesgo: Abandonar aquí y quedarte con una falsa sensación de “yo controlo” basada en lo poco que viste al principio.

3. La meseta del aprendizaje real

  • Paciencia y práctica: Sigues investigando, cometes errores, haces preguntas.
  • Lo que cambia: La confianza sube otra vez, pero ahora con el respaldo de práctica y reflexión.
  • Resultado: Conocimientos más sólidos y la humildad de saber que siempre hay algo nuevo que descubrir.

¿Por qué la tecnología es un amplificador?

Imagina que una IA te resume “cómo gestionar la ansiedad” en tres párrafos claros. Suena convincente, así que te crees preparado para aconsejar a cualquiera. Pero:

  1. Respuesta rápida ≠ comprensión profunda.
  2. Los algoritmos buscan gustarte, no necesariamente mostrarte toda la complejidad.
  3. Podemos confundir información con experiencia—y la experiencia lleva tiempo.

¿Cómo protegernos?

  1. Aplica la regla de las 24 horas
    Antes de dar un consejo sobre algo que acabas de aprender, deja pasar un día. Si la idea sigue teniendo sentido, profundiza un poco más.
  2. Pregunta: “¿Qué no sé todavía?”
    Haz una lista de dudas. Búscalas en fuentes distintas, contrasta.
  3. Practica con humildad
    Si se trata de habilidades (cocinar, meditar, hablar en público), ponte manos a la obra en pequeñito y pide feedback honesto.
  4. Consulta a profesionales
    Sobre salud, finanzas, derecho, psicoterapia… la orientación experta evita errores caros.
  5. Recuerda que internet no mide tu caso concreto
    La información genérica no reemplaza una valoración individual.

Una metáfora final

Aprender algo nuevo es como entrar en una casa a oscuras con una linterna pequeña, al principio iluminas un rincón y crees ver todo. Cuando avanzas unos pasos, la luz muestra pasillos, escaleras y armarios cerrados que no conocías. Asusta un poco, sí, pero también hace el viaje mucho más interesante. ‍

La próxima vez que sientas el impulso de decir “esto es facilísimo”, detente, enciende una lámpara más potente (paciencia, práctica, guía profesional) y sigue explorando. Tu confianza será más baja al principio… y mucho más real al final.

psicologo especialista emdr madrid

Psicólogo Sanitario según orden ministerial ECD/1070/2013
Colegiado Nº M-29096
Soy especialista en trauma complejo y trastornos del apego.

Desarrollo mi labor profesional en varios campos, desde la atención psicológica en consulta privada, terapia EMDR, mindfulness, trastornos del estado de ánimo (depresión y ansiedad), trastornos de personalidad, terapia de habilidades sociales, problemas de autoestima, trastornos de la conducta alimentaria, duelo complejo, investigación en el área de la psicología de la salud, realización de talleres y cursos relacionados con temas de interés general

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