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Algunos trastornos habituales

Estos son algunos de los trastornos más habituales que se suelen ver en consulta

Ansiedad

Hay que diferenciar entre miedo y ansiedad. El miedo surge como respuesta a un peligro presente. La ansiedad, surge ante un peligro futuro, que todavía no se ha producido, y que genera en la persona una gran perturbación en su vida diaria.
Podemos diferenciar entre una ansiedad normal (peligros reales) y una ansiedad patológica (peligros irreales). Además, hay una gran comorbilidad con otros trastornos, es decir, los trastornos de ansiedad se suelen presentar con otros síntomas asociados, lo que complica todavía más su tratamiento. También es muy común la concurrencia entre la ansiedad y la depresión.
La lista de trastornos de ansiedad es larga; fobias, agorafobia, ataques de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, fobias sociales, etc. La frecuencia de estos trastornos en la población hace que sean los segundos más frecuentes.

 

¿Tienes un temor excesivo, persistente e irracional ante?:
  • La presencia de animales
  • Volar
  • Inyecciones y visión de la sangre
  • Miedo a la evaluación de otras personas
  • Ataques de pánico inesperados
  • Miedo a usar el transporte público, lugares cerrados o abiertos
  • Inquietud, dificultad para concentrarse, irritabilidad y tensión muscular

Afortunadamente disponemos de varias herramientas con evidencia científica para tratar este tipo de trastornos.

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Depresión

La depresión es un problema con un gran impacto social. Está presente en muchos tipos de problemas de salud mental. Solemos identificar el desánimo o la tristeza con la depresión, pero a nivel clínico, la depresión es un síndrome en el que sentirse triste, es solo uno de los numerosos síntomas.

En el trastorno depresivo, hay una concurrencia de síntomas, como son:

 

  • Síntomas afectivos
  • Síntomas de tipo conductual
  • Síntomas cognitivos; disminución de atención, memoria, concentración, etc.
  • Alteraciones fisiológicas
  • Problemas interpersonales

Los síntomas depresivos también pueden ser de menor intensidad, pero mantenidos durante más tiempo, por lo que estaríamos ante una distimia, o trastorno depresivo persistente. En ambos casos producen una gran incapacidad y sufrimiento, y como en todos los conflictos, no solo de quien lo sufre, sino también de sus entorno familiar, emocional y afectivo.
Actualmente disponemos de un amplio número de tratamientos que han demostrado su eficacia para este trastorno, con los que poder elegir en función de las características y actitudes de la persona que lo sufre.

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Trastornos de personalidad

Las personas con este tipo de trastornos se caracterizan por tener un patrón disfuncional de pensamientos, sentimientos, percepciones y conductas que empiezan al final de la infancia o en la adolescencia, y se perpetúan a lo largo del tiempo y las situaciones.
El funcionamiento laboral, social y emocional está muy deteriorado, aunque muchas veces las personas con este tipo de trastornos se sienten cómodos con sus síntomas.
¿Cuál es la diferencia entre una personalidad funcional y otra patológica? Para poder contestar a esta pregunta tenemos que aclarar el término “personalidad”. Hay un cierto acuerdo en considerar este concepto como un patrón de pensamientos, sentimientos y conductas que nos distingue entre sí y que persiste a lo largo del tiempo y las situaciones. Sin intención de iniciar un debate casi filosófico, es evidente que para esclarecer el término “patológico” relativo a la personalidad, tenemos que considerar un conjunto de reglas culturales, que son cambiantes, es decir, lo patológico hoy, pudo no serlo ayer o no lo será mañana. Pero sobre todo son personas que tienen muchas dificultades de adaptación a su entorno, con un gran sufrimiento psicológico.

 

Las características básicas de un trastorno de la personalidad son:
  • Es crónico e inflexible.
  • Dificulta mucho las relaciones personales.
  • Deteriora la capacidad funcional.
  • Produce un gran malestar en el entorno de la persona.

El tratamiento para este tipo de trastornos tiene que ser prolongado, amplio, centrado en la adhesión de las personas al tratamiento, y debe contar con un gran apoyo social por parte de su entorno. Además, la medicación no parece especialmente eficaz.
Debido a las complicaciones que conlleva para la vida este tipo de trastornos, es necesario la ayuda psicológica, tanto para las personas que lo sufren, como para su entorno.
Solicita una consulta sin compromiso para comentar tu caso y poder hacer una evaluación exhaustiva.

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Trastornos psicosomáticos

Nuestro cuerpo y nuestra mente están unidos de manera inseparable, y muchas personas no tienen en cuenta esta realidad. Hay una interconexión entre lo que pensamos, nuestras emociones y nuestro funcionamiento físico (por ejemplo, la necesidad de ir al baño varias veces antes de un examen; o la sensación de tener un “nudo en el estómago” antes de una reunión importante).

Los trastornos psicosomáticos son aquellos trastornos en los que los factores psicológicos juegan un papel muy importante en el trastorno físico.

Algunas de las condiciones que pueden favorecer la aparición de trastornos psicosomáticos son los estilos de afrontamiento negativos; las conductas desadaptativas relacionadas con la salud (el sedentarismo, la mala alimentación, el consumo de sustancias…) y las respuestas fisiológicas asociadas al estrés, baja autoestima, traumas, desregulación emocional y ansiedad.

Los trastornos psicosomáticos tienen una gran variabilidad y formas en que pueden presentarse. Algunos ejemplos son: hipertensión, taquicardias, cefaleas migrañosas y/o tensionales, asma bronquial, alergias, síndrome de colon irritable, colitis ulcerosa, tics, temblores, lumbalgias, contracturas, psoriasis, trastornos sexuales…

Una gran evidencia en la investigación científica indica que las experiencias adversas en la vida pueden ser la base de una amplia gama de síntomas no solo psicológicos, si no también físicos. La investigación de la terapia EMDR ha demostrado que el procesamiento de los recuerdos de tales experiencias produce una rápida mejora de las emociones negativas, las creencias y las sensaciones físicas. Los informes han indicado posibles aplicaciones para los pacientes con trastornos relacionados con el estrés, así como para aquellos que sufren de una amplia gama de condiciones físicas (Brennstuhl, Tarquinio, & Montel, 2015; Carletto & Pagani, 2017; De Roos et al., 2010; Friedberg, 2004; Gerhardt et al., 2016; Jarero et al., 2015; Mazzola et al., 2009; Nia, Afrasiabifar, & Behnammoghadam, 2018; Patel, 2012; Schneider, Hofmann, Rost, & Shapiro, 2007; Shapiro, 2014; Teneycke, 2012; Tesarz et al., 2014)

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Duelo

La muerte es una parte inseparable de nuestras vidas. Los seres humanos, en algún momento, tendremos que vivir alguna situación de pérdida, y no por ello vamos a necesitar ayuda psicológica. Pero también es cierto, que en algunas situaciones las personas en duelo tienen muchas dificultades para recuperarse, pudiendo desarrollar un duelo complicado.
El duelo es una respuesta natural ante la pérdida de una persona con la que teníamos un vínculo afectivo. Es un proceso natural que no hay que evitar. Pero en algunas ocasiones, puede dar lugar a un duelo complicado, que ocurre cuando la situación nos sobrepasa, recurriendo a conductas perjudiciales. El dolor y su intensidad se prolongan excesivamente en el tiempo y la persona sufre una invalidación de su vida diaria.
Importantes autores y autoras hablan del tiempo necesario para superar una etapa de duelo. Bajo mi punto de vista, es más importante la calidad de vida de la persona que sufre el duelo, su autoestima, sus apoyos sociales, disminución del estrés, ayudar a la expresión de sus emociones y a reajustarse después de la pérdida.

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TDA/H

TDA/H en la adolescencia

Entre un 50% y un 80% de la infancia diagnosticada con TDA/H en edad escolar, siguen reuniendo los criterios diagnósticos en la adolescencia.
Principalmente la hiperactividad pierde intensidad en la adolescencia, por lo que se observa una disminución de síntomas en el subtipo hiperactivo. Los y las adolescentes tienen menor hiperactividad pero mayor inquietud interna e impulsividad. En la etapa de la adolescencia hay una gran heterogeneidad en los síntomas. Este trastorno hace que tengan una serie de problemas asociados;
Impacto en el desarrollo académico y el aprendizaje; interiorizan sus experiencias de fracaso escolar en la educación primaria, siendo muy frecuente que abandonen sus estudios en secundaria.
Desarrollo personal y social; tienen un concepto distorsionado de su imagen personal. Les resulta muy difícil mantener una estabilidad emocional.
Conducta antisocial y de riesgo; tienen mayor probabilidad de desarrollar conductas de riesgo.
Funcionamiento cognitivo; tienen problemas a la hora de focalizar su atención, planificación, inhibición de respuesta y memoria.

TDA/H en la edad adulta

El TDA/H “persistente” es la persona que cumple todos los criterios diagnósticos a la edad de los 25 años aproximadamente, siendo en torno al 15%, es decir, solo 1 de cada 6 personas siguen cumpliendo el diagnóstico al llegar a la edad adulta. Sin embargo, este porcentaje sube al 40-60% cuando se consideran signos de incapacidad derivados del trastorno y síntomas parciales. Estos problemas generan una gran incapacidad a las personas que los sufren, que siguen necesitando ayuda. Algunas de las manifestaciones son;
Perfil neuropsicológico: tienen problemas similares a etapas anteriores, problemas de atención, planificación, memoria, menor control de respuestas, peor organización, etc.
Impacto en el rendimiento laboral: se ajustan razonablemente bien a empleos en los que sus funciones están muy delimitadas y no dependen de su capacidad de organización.
Relaciones personales: tienen más dificultades en las relaciones personales.
Trastornos asociados: sufren un alto grado de inestabilidad emocional, intolerancia a la frustración, baja autoestima y gran ansiedad. Suelen implicarse en conductas de riesgo.
Las personas diagnosticadas de este trastorno sufren una serie de dificultades, y de incomprensión por parte de la sociedad, que hace que sigan necesitando ayuda. Actualmente disponemos de herramientas que nos pueden ayudar a mejorar los problemas cognitivos de estas personas, así como mejorar su calidad de vida.

 

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